El suelo pélvico es una de las estructuras más importantes y, a la vez, más desconocidas dentro del cuerpo humano. Aunque no es algo que veamos, su papel es fundamental para mantener un correcto funcionamiento del sistema urinario, reproductivo y digestivo, así como también para la estabilidad de la postura y la salud sexual. Sin embargo, el suelo pélvico suele pasar desapercibido hasta que se manifiesta cuando aparecen problemas como la incontinencia urinaria, el dolor pélvico crónico o las disfunciones sexuales, que puede afectar de manera significativa la calidad de vida.

En este artículo, podrás encontrar una visión completa y bien detallada acerca del suelo pélvico, desde cuál es su anatomía, cuáles son sus funciones y las posibles causas de su debilitamiento, cuáles son los síntomas que pueden alertar de posibles alteraciones y, lo más importante, qué estrategias efectivas se pueden tomar para fortalecerlo y así prevenir complicaciones tanto a corto como a largo plazo.

¿Qué es el suelo pélvico?

El suelo pélvico, que también es conocido como periné o como diafragma pélvico, es un conjunto de músculos, ligamentos, fascias y tejidos conectivos que cierran la parte inferior de la pelvis, actuando como una “hamaca” o como una “red de soporte” para los órganos pélvicos. El suelo pélvico se extiende desde el hueso púbico (en la parte delantera) hasta el coxis (en la parte posterior) y se abre en tres orificios, que son la uretra, la vagina (en las mujeres) y el ano.

La estructura del suelo pélvico se compone de los músculos estriados (voluntarios), que son el elevador del ano, el más importante que forma una especie de embudo que sostiene los órganos, el esfínter uretral y anal, que controla la micción y la defecación y el isquiocavernoso y bulboesponjoso, que participan en la función sexual.

Además, se incluyen el tejido conectivo (fascia pélvica), que proporciona soporte estructural y elasticidad, y por inervación e irrigación, que son nervios pudendos y vasos sanguíneos que garantizan su correcto funcionamiento.

Esta compleja estructura no solo sostiene los órganos, sino que también responde a los cambios de presión abdominal (al toser, reír o hacer esfuerzos) y se adapta a situaciones como el embarazo o el parto.

 

¿Cuál es su función?

Soporte de órganos pélvicos

El suelo pélvico mantiene en su posición correcta a la vejiga, el útero (en mujeres), la próstata (en hombres) y el recto. También previene el prolapso (descenso de órganos), lo que puede causar sensación de pesadez o bultos en la zona genital.

 

Control de esfínteres

Permite la continencia urinaria y fecal, evitando pérdidas involuntarias, y también facilita la micción y la defecación cuando es adecuado.

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Estabilidad postural y core

El suelo pélvico trabaja en conjunto con el transverso del abdomen y los músculos lumbares para mantener una postura correcta, y ayuda a distribuir las presiones intraabdominales al levantar peso o al hacer ejercicio.

 

Función sexual

En mujeres, el suelo pélvico contribuye a la sensibilidad y al orgasmo. Un suelo pélvico tonificado puede mejorar la satisfacción sexual, y en hombres, esta estructura tiene participación en los procesos de la erección y eyaculación.

 

Participación en el parto

Durante el embarazo, el suelo pélvico soporta el peso del útero en crecimiento. En el parto vaginal, los músculos se relajan y estiran para permitir el paso del bebé.

 

¿Por qué se debilita el suelo pélvico?

Participación en el parto

El peso del útero y del bebé ejerce una presión constante sobre los músculos pélvicos. El parto vaginal, especialmente si es instrumental (con uso de fórceps o de ventosas) o con episiotomía, puede dañar los tejidos y nervios.

Menopausia

La disminución de estrógenos durante este proceso reduce la elasticidad de los tejidos y su vascularización, lo que aumenta el riesgo de incontinencia y prolapso.

Deportes de alto impacto

Correr, saltar, el crossfit o levantar pesas aumentan la presión intraabdominal, lo que va debilitando la musculatura de manera gradual.

Estreñimiento crónico

El sobre esfuerzo al defecar sobrecarga los músculos y puede dañar los nervios que se encuentran en la zona.

Obesidad

El exceso de peso por un tiempo prolongado puede incrementar la presión sobre la pelvis, lo que favorece su debilitamiento.

Cirugías pélvicas

Someterse a una histerectomía (en mujeres) o prostatectomía (en hombres) puede alterar la estructura del soporte.

Tos crónica

La tos provocada por tabaquismo, asma o bronquitis, provoca esfuerzos repetidos que pueden generar microtraumatismo en los tejidos.

 

Síntomas 

Incontinencia urinaria o fecal

Pérdidas de orina al toser, al estornudar, al reír o al hacer ejercicio, así como la urgencia repentina de orinar o el escape de heces o de gases involuntarios, pueden ser síntomas de un suelo pélvico dañado.

Prolapso de órganos pélvicos

Se manifiesta como una sensación de “bulto” o pesadez en la vagina o en el recto, o dolor al estar de pie o durante las relaciones sexuales.

Dolor pélvico o lumbar

Se evidencia en molestias crónicas por sobrecarga muscular o por compresión nerviosa.

Disfunción sexual

Las mujeres pueden sentir dolor durante el coito, y los hombres pueden experimentar dificultad para mantener la erección o eyaculación precoz.

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Problemas de vaciado

Dificultad para orinar o para defecar debido a la falta de coordinación muscular.

 

Suelo pélvico en Mujeres vs Hombres

Diferencias anatómicas

Las mujeres tienen una abertura vaginal adicional, lo que las hace más propensas a prolapsos. Además, el embarazo y el parto son factores de riesgo únicos.

Los hombres, por otro lado, tienen una próstata que rodea la uretra, y su cirugía puede afectar la continencia. Además, su musculatura es más compacta, pero no por ello inmune a problemas.

Problemas comunes en mujeres

El prolapso de vejiga, útero o recto, así como la incontinencia postparto, son problemas que afectan a las mujeres. También se puede presentar dolor pélvico crónico.

Problemas comunes en hombres

En los hombres, se puede presentar incontinencia urinaria post prostatectomía, disfunción eréctil por daño nervioso o dolor perineal crónico.

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¿Cómo fortalecer el suelo pélvico?

Ejercicios Kegel

Esta es una técnica que consiste en contraer los músculos como si se interrumpiera la micción (sin apretar glúteos ni abdomen). La rutina es de 3 series de 10 a 15 repeticiones, manteniéndola contracción durante 3 a 5 segundos. Hay algunas variantes como usar conos vaginales o bolas chinas para aumentar la resistencia.

Hipopresivos

Estos son posturas en apnea que reducen la presión abdominal y activan el suelo pélvico. Sus beneficios incluyen mejorar la postura y evitar el descenso de los órganos. Una precaución a tener en cuenta es que deben aprenderse con un profesional para evitar errores.

Fisioterapia de suelo pélvico

Se utiliza una técnica de electroestimulación que corrige la atrofia muscular, esto ayuda a identificar y contraer correctamente los músculos. También puede realizarse con terapia manual, con masajes que ayudan a liberar tensiones y cicatrices postparto.

Cambios en el estilo de vida

Una buena alimentación con suficiente fibra y agua para evitar el estreñimiento. Se debe mantener un peso saludable, lo que reduce la carga sobre la pelvis, y también ayuda realizar deportes como la natación, los pilates o la caminata en lugar de ejercicios de impacto.

 

Prevención de problemas del suelo pélvico

Ejercicios pélvicos

Los Kegel se pueden realizar desde la juventud o tras el parto.

Evitar esfuerzos

No se debe cargar peso excesivo, y para levantar objetos se debe usar la técnica adecuada.

Postura al defecar

Elevar los pies con un banquito puede facilitar la evacuación y evitar el sobreesfuerzo.

Rehabilitación postparto

Se puede iniciar la terapia entre las 6 a 8 semanas del parto.

Tratar la tos crónica

Es bueno dejar de fumar o controlar el asma.

 

Preguntas frecuentes (FAQs)

¿Qué consecuencias puede tener ignorar los síntomas de suelo pélvico debilitado?

Puede empeorar con prolapsos graves, o debido a infecciones urinarias recurrentes, o al deterioro de la vida sexual.

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¿Se puede hacer ejercicios de suelo pélvico durante el embarazo?

Sí, pero solo algunos leves, con moderación y evitando las contracciones excesivas.

¿Cómo se diagnostican los problemas de suelo pélvico?

Esto se puede diagnosticar con moderación física, o con una ecografía pélvica o urodinámica.

¿Cuándo debo empezar a trabajar mi suelo pélvico?

Idealmente, se pueden comenzar estos ejercicios desde los 25 a 30 años, o tras ciertos factores de riesgo como el parto o la cirugía.

¿Los deportes de impacto dañan el suelo pélvico?

Sí, por ejemplo, el running, puede dañar el suelo pélvico si no se complementa con fortalecimiento. Por ello, se pueden usar fajas pélvicas que ayuden a sostener.

¿Qué diferencia hay entre hipopresivos y Kegel?

Los Kegel fortalecen directamente el suelo pélvico, mientras que los ejercicios hipopresivos trabajan en conjunto con la postura.

¿Cuánto dura una sesión de fisioterapia de suelo pélvico?

Depende de cada caso en particular, pero una sesión de fisioterapia promedio puede durar entre 45 a 60 minutos, y suelen ser necesarias de entre 10 a 15 sesiones para obtener resultados evidentes.

 

Conclusión 

El suelo pélvico es una estructura clave para la salud de todo el cuerpo, y su cuidado debe de ser una prioridad tanto para hombres como para mujeres. La prevención, la implementación de ejercicios específicos y mantener hábitos saludables, puede ser la mejor estrategia para evitar problemas a futuro. Si nos encontramos con síntomas como incontinencia, dolor o algún tipo de disfunción sexual, es necesario que consultes a un especialista (urólogo, ginecólogo o fisioterapeuta) para así obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo para tu caso en particular.

Invertir en el fortalecimiento de tu suelo pélvico no solo puede mejorar tu calidad de vida en la actualidad, sino que también previne posibles complicaciones que incluso pudieran requerir de cirugía. Por eso, pon en práctica lo aprendido y empieza desde ya a cuidar de tu suelo pélvico.

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